
Zamora es una de las provincias de España donde, sin ser frente de guerra, hubo el mayor número de asesinatos por parte del bando franquista. Más de 3.000 cuerpos ajusticiados a balazos, en una provincia que en esa época rozaba los 300.000 habitantes.
Se borraron del mapa a todos y todas los y las dirigentes, principalmente socialistas, que estaban al frente de la defensa de la República. La limpieza, o genocidio, se hizo de manera meticulosa y tras un trabajo previo de selección para conseguir la extensión del miedo como base para imponer el nuevo poder.
El método de trabajo fue simple, se desvalijaron todas las Casas del Pueblo (Zamora, Benavente, Villaralbo, Benegiles, Aspariegos,...) y con los censos en la mano, las suscripciones de los periódicos de las Sociedades Obreras, y demás documentos en los que aparecía nombres, se conformó una larga lista de represaliados y represaliadas.
Al final se asesinaron a aquellos y aquellas a los que y a las que la Iglesia no puso reparo en su eliminación. El cura del pueblo o del barrio decidía en última instancia a quien se le perdonaba la vida, así en algunos pueblos de Zamora no hubo ningún asesinato gracias a la protección eclesiástica.
Ahora se devuelve la dignidad a esta provincia siendo la primera en iniciar una exhumación bajo orden judicial. Santa Marta de Tera entra en la puerta grande de la dignidad humana. Pero una vez recompuesta la dignidad histórica, dando respetuosa sepultura y homenaje a los asesinados se debe de iniciar la devolución de la dignidad histórica investigando y reconociendo el genocidio político y religioso que se extendió por todo el estado español.
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