lunes, 10 de agosto de 2009

Ser inmigrante sin papeles en Italia es delito.


Al retumbar en los medios esta penosa noticia de nuevo vuelven a la mente aquellas palabras de Saramago en su Carta Abierta a la Solidaridad:
La identidad de una persona no es el nombre que tiene, el lugar donde nació, ni la fecha en que vino al mundo. La identidad de una persona consiste, simplemente en SER, y el ser no puede ser negado. Presentar un papel que diga cómo nos llamamos y dónde y cuando nacimos, es tanto una obligación legal como una necesidad social. Nadie, verdaderamente, puede decir quién es, pero todos tenemos derecho de poder decir QUIENES SOMOS PARA LOS OTROS. Para eso sirven los papeles de identidad.
Negarle a alguien el derecho de ser reconocido socialmente es lo mismo que retirarlo de la sociedad humana. Tener un papel para mostrar cuando nos pregunten quiénes somos es el menor de los derechos humanos (porque la identidad social es un derecho primario) aunque es también el más importante (porque las leyes exigen que de ese papel dependa la inserción del individuo en la sociedad).
La ley está para servir y no para ser servida. Si alguien pide que su identidad sea reconocida documentalmente, la ley no puede hacer otra cosa que no sea registrar ese hecho y ratificarlo.
La ley abusará de su poder siempre que se comporte como si la persona que tiene delante no existe. Negar un documento es, de alguna forma, negar el derecho a la vida. Ningún ser humano es humanamente ilegal, y si, aún así, hay muchos que de hecho lo son y legalmente deberían serlo, esos son los que explotan, los que se sirven de sus semejantes para crecer en poder y riqueza. Para los otros, para las víctimas de las persecuciones políticas o religiosas, para los acorralados por el hambre y la miseria, para quien todo le ha sido negado, negarles un papel que les identifique será la última de las humillaciones.
Ya hay demasiada humillación en el mundo, contra ella y a favor de la dignidad, papeles para todos, que ningún hombre o mujer sea excluido de la comunidad humana.

Tras esta tremenda noticia, ya esperada, se esconde el inicio de una vía de escape a los impulsos xenófobos de Berlusconi. Pisotea los más elementales de los Derechos Humanos de todo hombre y mujer con tal de cerrar Italia a la inmigración. Una via que abre en la que deja la posibilidad de negar cualquier derecho a aquellos que sean inmigrantes sin papeles.
Con esta ley Italia, y en lo que nos toca Europa, cierra su Democracia y Estado de Derecho sólo para aquellos y aquellas con papeles, el resto no se consideran ciudadanos normales, solo un error del sistema que debe ser arreglado a toda costa. Este es el inicio de la deshumanización, un paso atrás en la evolución social y humana.

2 comentarios:

  1. la verdad que es lamentable. Los creadores del mundo como se hacen llamar. Solo lo creen sus libros. Yo nací sin papeles. Pero nací de una madre. No de extraterrestres. Inmigrantes?. Quienes son los primeros. Inmigrantes?. Se le hizo algo en el país que vistaron. Inmigrantes?. No llamo así a mi amigo de la esquina. Inmigrantes, vinieron a mi país por trabajo, sin nombres muchos de ellos y se los quizo, por ser personas. Por ser seres vivos.

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  2. Suele suseder, en cualquier país que no sea 3er. mundista los papeles son lo que hablan. Ya ven en EEUU Francia o cualquier otro país de "1er. mundo" es lo importente no las personas, se ha perdido ese sentido de la senciblidad. bye, chao...

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