martes, 8 de febrero de 2011

La Plaza del Alcalde.

Lo de Fermoselle no es nuevo en estas tierras. Es más, parece ser que, para que el ego de un Alcalde alcance sus cotas máximas y se autodedique una plaza, influye de manera muy importante el ser una población limítrofe con el país vecino de Portugal. 

Existe la posibilidad de que sea el aire fronterizo el que influya en las mentes de estos caciquillos de toda la vida: Manuel Luelmo (alcalde de Fermoselle) y Tomás Carrión (alcalde de Alcañices), para dedicarse plazas y calles. Pero lo que nos queda más claro y evidente es que esto del ego tiene su peso específico, ya que el nivel de dedicación es similar:
Ser alcalde caciquillo se valora en 1 Plaza Mayor, o 1 Plaza (sin ser la principal del pueblo) + 1 Calle adyacente (para compensar).

A Tomás Carrión el autohomenaje le salió por una revalidación en las elecciones siguientes por mayoría absoluta. Y Manuel Luelmo va por el mismo camino, aunque parece que no va a volver a presentarse, salvo que haga lo mismo que hizo Carrión que, cuando le dedicaron la Plaza y calle porque se iba a retirar, al final terminó presentándose.

Ante la actitud de permisibilidad de la ciudadanía solo se puede decir: ¡¡¡Viva el Señor Alcalde!!! Y que viva por mucho tiempo que como nos cambien de alcalde nos quedamos sin plazas para dedicárselas.

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